¿Cómo me afecta estar siempre irritable?

Experimentar irritabilidad o enfado en algún momento, puede ser normal, dada la situación actual de crisis sanitaria que nos está afectando. Y decimos que es normal siempre que no interfiera en las diferentes áreas de tu vida.


El enfado y la irritabilidad excesivos pueden alterar las relaciones interpersonales y familiares, pueden tener una influencia negativa sobre el desempeño en tu trabajo, te pueden llevar a decir cosas de las que te puedes luego avergonzar o te puedes sentir culpable, disminuyen tu autoestima y te hacen sentir que no tienes control emocional.


Existen muchos ejemplos de esto: algunas personas que están sometidas a una sobrecarga de tareas en su trabajo pueden sentirse irritables y enfadadas con sus jefes; una persona que está sufriendo un confinamiento prolongado o una cuarentena, pueden sentir emociones de ira e irritabilidad.


La irritabilidad se convierte en un problema cuando es: demasiado intensa, sucede con demasiada frecuencia, dura demasiado tiempo, echa a perder relaciones o empleos, y particularmente, cuando conduce a violencia o agresión.
Enfadarse demasiado nunca es útil y la creencia de que expresar airadamente un enfado puede hacerle sentir mejor no es cierta.


Imagina que vas conduciendo tu vehículo y te encuentras con un atasco debido a unas obras en la carretera, puedes pensar “¡Esto es increíble!”, “¡Qué poco respeto!”, “¡Qué desastre de ayuntamiento!”, ”¡Llegaré tarde por culpa de estos operarios!”. La persona que piensa de esta forma cree que las demás personas son las causantes de su problema.


Es natural creer que los sucesos externos te están molestando. Cuando te enfureces con alguien, automáticamente lo conviertes en el causante de todos tus malos sentimientos, y piensas ”me estás molestando”, ”me está sacando de quicio”. Así crees que las demás personas son las causantes de tu problema.


Un vecino podría comprarse una mascota ruidosa, una amiga puede dejarte plantada a última hora, un compañero de trabajo puede rechazar una petición que le hagas… Independientemente de lo injustos que te parezcan los demás, estas personas no pueden hacer que te sientas mal, no lo han hecho nunca ni lo harán. La realidad es que tú eres quien genera toda la rabia que experimentas.


No son los acontecimientos exteriores sino la percepción que tienes de ellos y los pensamientos que te provocan lo que crea tu respuesta emocional. Esto explica que la misma situación produzca en unas personas un profundo malestar y a otras le sea indiferente o que el mismo acontecimiento unas veces nos irrite y otras no.


La irritabilidad afecta al modo en que nos sentimos, pensamos y nos comportamos. Causa un gran número de síntomas en nuestro cuerpo. Puede ser provocada por nuestras reacciones a sucesos que ocurren a nuestro alrededor o por nuestros propios pensamientos y preocupaciones. En muchos casos, su irritación es consecuencia de sutiles errores de pensamiento o distorsiones cognitivas. Muchas de éstas son retorcidas, unilaterales o simplemente erróneas. Esto ocurre sin darnos cuenta, porque siempre tenemos una misma forma de ver las cosas, como si aplicáramos una plantilla o esquema o nos pusiéramos unas gafas con cristal de un determinado color o de un determinado aumento. Aprendemos a hacerlo así, lo repetimos miles de veces y es difícil cambiarlo si no hacemos un trabajo extra.

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