Angustia moral, un problema común en crisis sanitarias

La angustia o daño moral es el resultado de tener que actuar de manera opuesta a los propios valores y creencias.
Quizá actualmente te asalten sentimientos de culpa o vergüenza por algo que hiciste, dejaste de hacer o permitiste que se hiciera en tu ámbito de competencias durante la crisis sanitaria. Actos que consideras no acordes con tus principios o valores o que simplemente crees que deberías haber sido capaz de evitar. Por ejemplo:

  • Contagiarte del COVID 19 y quizá transmitir el virus a tus compañeros o fuera del entorno sanitario, incluyendo a tu familia.
  • Haber faltado al trabajo por cualquier causa en días en que sabías que eras muy necesario.
  • Haber cometido errores en tus tareas.
  • Haber estado implicado en la atención de pacientes fallecidos que crees que quizá podrían haberse salvado con una atención más cuidadosa, o diligente, o intensiva.
  • Cuando los requisitos para la propia seguridad interfieren con las necesidades de un paciente. Por ejemplo, cuando un paciente infectado con COVID-19 que no puede levantarse de la cama sin ayuda se cae inesperadamente mientras la enfermera se toma el tiempo para ponerse el EPP adecuadamente.
  • En el caso de que seas médico, el no haber podido evitar la muerte de pacientes por falta de conocimientos que quizá ahora sí tengas sobre cómo manejar las complicaciones de la infección por COVID 19. También el haber decidido no intubar a los pacientes de peor pronóstico por falta de respiradores o haber limitado el uso de fármacos potencialmente útiles por su carestía, o simplemente por seguir los protocolos de tu centro.

Quizá no has compartido con nadie estos sentimientos o a lo mejor sí lo has hecho y te han intentado consolar al respecto, pero sigues sufriendo una culpa o vergüenza dolorosa.


Queremos que sepas que no estás solo, porque lo que te ocurre es frecuente en situaciones como a la que nos estamos enfrentando. Se le ha llamado “Daño moral”. Se describió en veteranos de guerra y, aunque es controvertido, también se acepta como un problema frecuente en supervivientes de situaciones de crisis sanitarias tan graves como a la que tú te has enfrentado.

Déjanos compartir contigo algo que sabes, pero quizá no sientes; nadie estaba preparado para esto, ni personal ni colectivamente, y, por ello, no tiene sentido exigirse no cometer errores en estas circunstancias. De hecho, sanitarios y no sanitarios cometemos errores constantemente en todas las circunstancias, y a veces repercuten en la salud y en la vida de la gente. Bienvenido al club de los humanos. Si puedes hacer algo para reparar o compensar ese posible error adelante. Eso puede ayudarte a encontrarte mejor psicológicamente. Incluso tomar iniciativas preventivas para el futuro, o implicarte en algunas que seguro otros compañeros han iniciado, puede ser una vía para canalizar esas emociones negativas que te agobian y usarlas como combustible para algo positivo.


Mención aparte merecen los actos por acción u omisión que pudiste protagonizar y que ahora te remueven la conciencia. Entre ellos, seguir prescripciones o pautas que te parecen moralmente censurables, pero que te sentiste presionado a atender. De nuevo humildemente te sugerimos que aceptes que el trabajo del sanitario debe ser coordinado, con asunción compartida de responsabilidades, y basado en el interés de toda la población a criterio de las autoridades sanitarias. Por supuesto estas autoridades pueden cometer errores y deberán depurarse responsabilidades sobre los más graves. Pero un sanitario individual es una pieza de un enorme engranaje y, por ello, no puede hacerse responsable de sus carencias ni nadie en justicia puede hacerlo.


Si quieres saber cómo afrontar este tipo de emociones no dejes de leer nuestro post “¿Cómo manejar la angustia moral?”.

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