Cualquier método de relajación, en su inicio, puede no producir los efectos deseados, es necesario practicar muchas veces, cuantas más mejor, personalizar las técnicas y lograr pequeños objetivos cada vez hasta alcanzar la meta final: obtener el estado de relajación en cualquier momento a nuestra voluntad, independientemente de las circunstancias que nos rodeen. Es similar a aprender a montar en bicicleta, al principio cuesta trabajo dominar la técnica, pero una vez que se aprende, se adquiere para siempre.
Consideraciones previas que debemos tener en cuenta para que el entrenamiento sea lo más eficaz y beneficioso posible:
- Asegúrate que tendrás tranquilidad y silencio durante el tiempo que practiques.
- Busca un momento en el que sepas que nadie te va a molestar, y practica sin prisa, para centrar toda tu atención en la relajación.
- Intenta incorporar la relajación a tu vida diaria haciendo de su práctica una rutina más. Igual que tienes tu tiempo para comer, asearte, ver televisión, etc., también puedes buscar un tiempo cada día para practicar relajación.
- Es conveniente practicar siempre a la misma hora y en la misma habitación, sobre todo al principio del entrenamiento. Una vez que vayas dominando las técnicas, puedes ir flexibilizando el horario y practicando en diversos lugares.
- Ponte ropa cómoda y suelta, quítate gafas, relojes y zapatos para reducir, de este modo, estimulaciones extrañas y permitir la libertad de movimientos.
- Adopta una postura cómoda donde la cabeza y el tronco estén en línea recta, y asegúrate de que la habitación esté bien ventilada y con temperatura adecuada.
- Es conveniente dejar transcurrir unas dos horas después de comer, para que no interfiera con la digestión.
- Adopta una actitud de abandono activo, dejándote llevar y no resistiéndote a las sensaciones corporales que pudiesen aparecer. Si durante la relajación te vienen a la cabeza pensamientos distractores, la mejor postura a adoptar ante ellos es una actitud de indiferencia. No te esfuerces en tratar de eliminarlos o de que no aparezcan, no te alarmes ante su presencia y sigue concentrándote en practicar la relajación.
- Es importante que tengas a mano alguna manta o prenda de abrigo, ya que durante la relajación desciende la temperatura corporal y puedes sentir frío.
- Empieza poco a poco, sin juzgarte ni enfadarte.